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  • Writer's pictureAltea Guevara Alonso

¿Por qué lo que veo en pantalla y lo que imprimo no tienen el mismo color?

Updated: Jul 14, 2019

Aprende sobre impresión desde cero.



Seguro que alguna vez te ha pasado al imprimir un documento, un póster o una ilustración que los colores no son los que imaginaste, que están menos saturados, más oscuros, más azules… ¿Por qué sucede esto? ¿Se puede arreglar?


La verdad es que solucionarlo una vez impreso es imposible, y arreglar un archivo mal preparado a impresión puede ser algo costoso. Lo ideal es planificar y utilizar el color correctamente desde el principio.


Lo que ha sucedido en estos casos es que hemos hecho una mala gestión del color: no hemos tenido en cuenta todos los factores que se ven implicados desde que elegimos un color hasta que ya hemos impreso y no hay vuelta atrás.


En este artículo te explicaré TODO lo que implica hacer una impresión. Prepárate porque… ¡es un tema para flipar en colores!


En este artículo te hablaré sobre:

1. Color en pantalla

2. Color en papel

3. Espacios de color

4. Uso de cartas de color

5. Tintas directas

6. Calibración, papel y pruebas de impresión

 


1. Color en pantalla

La diferencia entre lo que vemos en nuestra pantalla y lo que imprimimos es la naturaleza del color: los monitores muestran colores-luz y las impresiones se hacen con colores-pigmento. Estarás pensando que el color es color, ¿qué más dará?.


Resulta que funcionan completamente a la inversa, y que los resultados que podemos conseguir con unos y otros no son los mismos.


A grandes rasgos, podemos decir que las pantallas de los ordenadores y otros dispositivos están formadas por una malla de LEDs diminutos, lo que se corresponde con los píxels. Simplificando, cada uno de ellos está compuesto por leds rojos, azules y verdes. Estos tres colores serán los colores primarios en el color-luz, y por eso hablamos de tres canales de color.


Hay distintos tipos de pantallas. Las pantallas de plasma no utilizan exactamente esta tecnología pero la naturaleza del color es la misma.

Para conseguir cualquier color en una pantalla, se encienden a distinta intensidad los LEDs de cada color y la luz resultante tendrá un tono concreto. Si los LEDs están apagados tendremos negro, y si están los tres canales encendidos obtendremos blanco.


Por tanto, los colores-luz son colores aditivos ya que añadir color implica añadir luminosidad.


Los colores-luz son colores aditivos.
 


2. Color en papel

En el papel, igual que en cualquier otro soporte sobre el que imprimamos, el funcionamiento del color es el inverso.


Cuando inyectamos tinta, también lo hacemos por canales ya que normalmente no tenemos un tóner de tinta específico para cada uno de los colores de nuestra imagen. En impresión digital usamos cuatro canales, cuatro tintas que al combinarse dan como resultado los distintos tonos de nuestra imagen.


Los cuatro colores que usamos son el amarillo, el cyan y el magenta, los cuales son los primarios de los colores-pigmento, y además el negro.


La diferencia fundamental entre los colores-luz y los colores-pigmento es que mientras que los colores-luz son colores aditivos, los colores-pigmento son colores sustractivos. Como puedes imaginar, en este caso a más color menos luminosidad.


Los colores-pigmento son colores sustractivos.

Si mezclamos la misma cantidad de amarillo, cyan y magenta, el resultado es el negro, al revés que en la pantalla donde obteníamos blanco al combinar los colores-luz primarios. En la práctica, este resultado no es exactamente negro, es un color pardo oscuro. Por eso utilizamos también una tinta negra, para obtener colores oscuros no contaminados.


Como el CMYK es un sistema de colores sustractivo, no podremos generar tinta blanca. Es decir, en impresión digital el blanco es el color del propio papel. Si preparas una imagen con tipografía blanca y fondo transparente para imprimirla sobre un papel rosa… ¡no se imprimirá nada!

 

3. Espacios de color

Cuando manejamos el color de nuestro documento, nos encontraremos con distintas siglas que hacen referencia al sistema de creación de color que vamos a usar, es decir, que nos indican si nuestro documento está preparado para visualizarse en pantalla o para imprimirse.


Los espacios de color se corresponden con estas configuraciones. Básicamente nos encontramos con el espacio de color RGB, el CMYK, y sus respectivas variaciones así como otros espacios de color alternativos.


Este gráfico muestra los colores que son capaces de representar cada uno de los diferentes espacios de color, siendo la totalidad de los colores una representación del espectro visible.


El sistema RGB es el ideal para las pantallas, ya que utilizan rojo, azul y verde (siglas de Red Green & Blue en inglés), mientras que el CMYK es el que usamos en la impresión digital que utiliza cyan, magenta, amarillo y negro (siglas en inglés de Cyan Magenta Yellow & Key Color, que es el negro).


Tricromía y cuatricromía.

Con RGB podemos conseguir colores más vibrantes y fluorescentes que con CMYK, debido a que la mezcla de tintas necesariamente conlleva un oscurecimiento y desaturación del color, por lo que ciertos tonos sutiles o eléctricos se ven turbios y grisáceos al imprimir.


Comparativa de colores en los espacios RGB y CMYK.

Cuando trabajamos en RGB, los colores de los que disponemos son las combinaciones de estos tres canales en una intensidad cada uno de entre 0 y 255, siendo 255 la intensidad máxima.


Color izquierda: RGB(61, 183, 228), color centro: RGB(255, 136, 73), color derecha: RGB(105, 190, 40).

Los colores CMYK en cambio funcionan por porcentajes, siendo 0% la ausencia de dicha tinta y 100% una concentración máxima de ese color.


Descomposición de este verde en cuatro tintas: C=85% M=14% Y=100% K=2%.


 

4. Uso de cartas de color


Cuando creamos un nuevo documento debemos tener ya en mente si el diseño o la imagen que vamos a crear va a utilizarse en pantalla (videojuegos, webs, proyectores, motion graphics, etc) o si vamos a imprimirlo (ilustraciones, carteles, folletos, tarjetas de visita, etc). Así, al crearlo, escogemos ya el espacio de color adecuado.


Si trabajamos en RGB, los colores que veamos en pantalla serán obviamente los colores finales. Si trabajamos en CMYK, en pantalla se mostrarán unos colores que simulen los que encontraremos al imprimir, pero recuerda que sigue siendo una pantalla y que se tratará de una aproximación.


Arriba el color RGB, abajo su versión CMYK simulada en tu pantalla.

Entonces, si no hay manera de ver en pantalla lo que imprimiré, ¿cómo hago para sacar el color que quiero?


Antes de que desesperes con tanto lío, te presento a tus grandes aliadas: las cartas de color.


Carta de color.

Las cartas de color son muestras de impresión de multitud de tonos perfectamente calibrados impresos en papel de alta calidad. Estas muestras van acompañadas de su código en CMYK, por lo que si encuentras un color que te gusta cómo se ve impreso, sólo tienes que introducir su código en la paleta de muestras de color de tu software de diseño.

Aunque se siga viendo distinto al color de la carta que tienes en la mano, no desconfíes, has escogido de la forma más fidedigna posible. Obtener una carta de color es probablemente una buena inversión.


 

5. Tintas directas


Llegados a este punto seguro que has pensado: “Pues yo he visto folletos impresos en naranja flúor o gris plateado con purpurina, ¿cómo se hace?”. Tal y como sospechas, en CMYK no es posible hacer ese tipo de impresiones. El sistema CMYK sobre el que acabas de leer sólo se aplica en impresión digital e impresión offset.


Pero cuando queremos usar pocos colores y concretos, con menos margen de error que el CMYK y más variedad de saturaciones y tonos utilizamos las tintas directas.


Normalmente hablamos de tintas PANTONE, las cuales no se utilizan mezclándolas entre ellas sino que cada una tiene un tono propio concreto, no generado necesariamente por una mezcla de los colores primarios. Puedes obtener una carta de color PANTONE, también llamada Pantonera, donde observarás sus tonos con diferentes acabados y su versión en impresión digital (CMYK) más aproximada.


Tono PANTONE y su aproximación en CMYK.


Ten en cuenta que las tintas directas pueden tener varios acabados y efectos, pasando por tintas metalizadas, pastel o neón. ¿Recuerdas el ejemplo de antes de la tipografía blanca sobre papel rosa? Una tinta directa blanca es la forma de conseguir esa impresión.


Carta PANTONE de tintas doradas metalizadas.


 

6. Calibración, papel y pruebas de impresión


Con todo lo que has aprendido, ya tienes que tener dominadísima la gestión del color. Pero tengo malas noticias: pueden seguir habiendo un par de sorpresas que pueden arruinar tu impresión.


¿Nuca te has dado cuenta de que no todas las pantallas de ordenador o de móvil muestran los colores igual? Incluso trabajando en RGB puedes tener sorpresas con el color que se mostrará finalmente en las pantallas. En muchas ocasiones, tu monitor puede no reproducir fielmente los colores, por lo que esa web que estás programando puede verse horrible en los ordenadores de los demás. Por eso es importante calibrar tu monitor periódicamente.



Al tener el monitor descalibrado, es difícil gestionar correctamente el color, y puede ser muy poco práctico incluso aunque trabajemos con cartas de color. Pero el lío viene cuando descubres que de la misma forma que poco a poco se descalibran los monitores… ¡se pueden descalibrar las impresoras!


Aunque sería ideal que la combinación de valores CMYK que escogiste a través de tu carta de color se viera así cuando la imprimas en cualquier impresora del mundo y sobre cualquier papel, no es así. En cada imprenta o impresora la calibración puede ser ligeramente distinta, por lo que no tienes garantizado que el tono de tu carta de color y el de la impresión final se correspondan al 100%. Con tintas PANTONE este margen de error se corrige enormemente, pues las tintas ya son del tono exacto.


Carta de muestras de papel.

Además, la elección del papel es fundamental. Los papeles tienen diferentes capacidades de absorción de la tinta, distintos niveles de brillo, de gramaje, de tono de blanco, rugosidad, etcétera. Suele ser buena idea adquirir una muestra de papeles en tu imprenta de confianza para poder escoger qué efecto quieres que tenga tu papel al tacto, pero también para hacerte una idea de cómo podrá afectar el tipo de papel al resultado final de la impresión.


Al fin y al cabo, lo ideal es pedir una prueba de impresión a tu imprenta. Así verás cómo se ve el color que escogiste a través de su impresora y sobre el papel que escojas sin necesidad de realizar una tirada completa.


Recuerda pedir asesoramiento en tu imprenta siempre que lo necesites.


 


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Altea Guevara

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